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martes, 25 de noviembre de 2008

Una causa de la inseguridad; nuestra pobreza

Calderón y su guerra frontal contra el narcotráfico, Alejandro Martí y su fundación SOS, marchas con títulos gloriosos como “Iluminemos México”, no son mas que un puñado de cosas absurdas, que dicen, sueñan frenar el actual clima de inseguridad que se vive en el país.
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Como es lógico, las causas de la delincuencia son la pobreza, el desempleo, la falta de oportunidades, de educación, entre otras. ¿Qué pasaría, por ejemplo, si tú, graduado de la Universidad Prestigiosa sales con tu mejor vestido buscando empleo y vuelves a casa agotado, con unos pesos de menos en el bolsillo y sin una esperanza de obtener trabajo? Ahora, imagínate la misma rutina una semana, dos, un mes, medio año ¿Capiche? Transpórtate a otra circunstancia, ahora no eres egresado de la Prestigiosa, mas bien solo has acabado el segundo año de primaria y ni a leer aprendiste, tienes apenas siete años y la familia te exige que trabajes para que aligeres el gasto de la casa. Con suerte, te has enterado por unos amigos que en el mercado de junto ofrecen jale de cargador. Cuando te presentas para el empleo, el dueño te dice que a un chiquillo de tu pelo no se le puede encargar una labor como esa, pero te da una mínima esperanza, -Ayúdele a las marchantas que vengan, te van dando de a tostón- Y hay vas. Preguntas a las doñas que si les ayudas con la bolsa, con el carrito, a cuidarle su niño, su auto, etc., te las ingenias, pues. A los siete días tus ganancias no suman ni doscientos cincuenta pesos de los cuales una parte ya se te fue en maquinitas. Así, cuando llegas a tu casa le das a tu madre el billete verde, y ella, con la amabilidad y el cariño de una progenitora te dice: -Ora chingao mocoso, saca todo lo demás. Si esto es apenas lo que te tragas en la semana- En fin, otro valedor te dice que sacar feria es bien fácil, nomas se hacen dos tres trácalas y sobres. Se le ocurre que en ese momento estaría bueno ir a robar una bicicleta muy chingona que acababa de ver afuera de la cantina. No sigo con el ejemplo, lo mas seguro es que ya le hayan entendido.
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La desesperación nos lleva a las salidas fáciles; a Otelo, el monstruo de los celos lo llevo a asesinar a su amada Desdémona. A Humbert Humbert sus intensos deseos lúbricos hacia Lolita le orillaron a pensar en el asesinato de Charlotte. A los supervivientes del vuelo de la Fuerza Aérea Uruguaya 571 el instinto de supervivencia los llevo a comer la carne de sus congéneres fallecidos (no por desesperación, pero si por necesidad).
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En fin, los chingados ricos, poderosos e influyentes no le piensan, o mas bien no les conviene pensarle que la solución esta darle al pueblo mejores condiciones de vida, mejor educación, mejores servicios, mejores fuentes de trabajo, etc., y etc. ¡Ojetes!, abandonen sus pantallas y denle a la gente hospitales, escuelas, desayunos, etc., etc., ¿Apoco no banda?

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